Anotaciones en torno a
'Ojo que cae'
'Ojo que cae'
Roxana Cortés Molina
roxannacortes@hotmail.com
roxannacortes@hotmail.com
I
La obra de
arte se vuelve cada vez más mercancía
y el arte una
rama de la actividad económica.
Adolfo Sánchez
Vázquez
en Socialización de la creación o muerte del arte
en Socialización de la creación o muerte del arte
El
estigma al cual ha sido sometido –y que ha legitimado– el creador visual ante
los modos de difundir su trabajo aqueja también a nosotros, los
espectadores. Nos han habituado a
recibir catálogos, folletos o propaganda cuya finalidad es ‘exhibir’ la obra
plástica, su explicación curatorial y una pequeña semblanza del autor; esto nos
lleva a cuestionarnos si es que en realidad los ‘conceptos estéticos’ que
indefectiblemente se emplean en la difusión de arte visual referencian ‘algo’
sobre la obra, si dictan ‘algo’ sobre el conglomerado de signos plásticos
utilizados por el creador o si es que refuerzan la cálida e imperante visión de
la obra artística como imagen ajustada a la ley de la economía.
No debe asustarnos la transformación
del producto estético en mercancía;
nuestros tiempos capitalistas han absorbido el uso de la imagen como principal
atractivo en la compra-venta de productos y, con ello, el cómodo o
desilusionante hecho de que el artista no escape de la lógica de mercado,
aunque esfuerce en alternar vía: el sistema capitalista ya ha emprendido la tarea de
absorber una gran cantidad de obra visual en pro de mantener su status quo.
II
En noviembre de 1926, la revista Forma publicó el
artículo ‘David
Alfaro Siqueiros: un verdadero rebelde en arte’ –escrito por Anita Brenner– con el
hilarante pie de página: ‘FORMA’ acoge la
obra de Siqueiros, por lo que de firme expresión plástica significa, sin que le
interesen, ni menos apruebe sus ideas filosóficas o políticas. Claro está
que la ‘firme expresión plástica’ del trabajo de Siqueiros estaba constituida
también de su discurso político: bien podemos rechazarlo o darle cobijo pero
nunca omitirle. Sin embargo, en aquellos días, ya se tenía la premisa a favor,
aceptar la expresión plástica y no su discurso. Se podía optar por el valor
estético de la imagen o por el contenido teórico-práctico que la envolvía, la
bifurcación es lo ideal cuando se requiere posicionarse tibiamente y reducir la
plástica subversiva-revolucionaria de Siqueiros en objeto voyeur de su posible
crítico o espectador.
Otro de los
comentarios que mereció su obra –y vale la pena ser puesto en tela de juicio–
fue realizado por Amaro Martínez en 1933, él afirmó que no se podía sospechar que
la obra de Siqueiros –sin declaración previa y sin ‘letrero’- fuese comunista.
Soslayando: puede no ser así pero sólo con la condicionante de que el papel del
espectador se simplifique a ‘mirar’ la obra y no a indagar en ella, es decir,
el ojo del espectador como un ojo que ve
y no un ojo que cae. Porque la caída
precisamente anuncia el abandono o pérdida de valores dominantes.
III
Mi
objetivo al iniciar este texto era el de aproximar al posible lector de la
plaquette Ojo que cae de Miguel Jesús
Escalona Bernal al contexto desde el cual se ‘observa’ la obra visual; sin
embargo, mi primera impresión al inquirir en ella fue confusa: no saber si
tratamos con citas bibliográficas
que intentan emprender una
crítica al consumismo banal de la imagen o si nos enfrentamos a un creador
visual que emplea los pies de página como guía de la interpretación connotativa
y denotativa de la imagen. Al recurrir una vez y otra en la plaquette, divisé
que Ojo que cae representa un esfuerzo por
hacernos intuir que lo que acontece en México es irónico y neurálgico: el
monopolio en medios masivos, Televisa y TV Azteca como legitimadoras de la vida
política, el disfraz de las noticias ‘espectaculares’ como noticias
‘objetivas’, el papel de la mujer como ‘imagen-devorada-por-el-falo’ y, por
encima, una sociedad jerarquizada por los nodos del neoliberalismo y sus
antivalores.
Ojo de la providencia "sorda pesadumbre de la
carne"
Tinta china
sobre papel fabriano. 48 x 60 cm.
Jesús Escalona Bernal.
Jesús Escalona Bernal.
Entre tanto,
uno puede cuestionarse el por qué habría de ocuparle esta crítica a un creador
visual. A los críticos de arte –si lo son en el modo íntegro del concepto– se les acostumbra tomar como ejes: la producción de la obra
artística, su distribución y su uso peculiar o consumo específico. Adolfo
Sánchez Vázquez afirmaba que era necesario pasar de la crítica de arte a la
crítica del arte, ello porque los ejes que se consideran en la crítica de arte
no hacen más que enmascarar los lazos que unen la obra con el sistema que la
produce, distribuye y utiliza, es decir, no hacen más que contribuir a mantener
el arte que se ha vuelto un obstáculo a la creatividad misma. Lo mencionábamos
en líneas anteriores, nuestros tiempos capitalistas han absorbido el uso de
la imagen como principal atractivo en la compra-venta de productos y, con ello,
el cómodo o desilusionante hecho de que el creador no escape de la lógica de
mercado: la crítica realizada por Jesús Escalona hace hincapié en las relaciones fracturadas del
ojo-espectador y el ojo-'creativo'.
Por otro lado, lamento advertirle al
lector-espectador voyeur, que no encontrará en la plaquette Ojo que cae los valores imperantes de
nuestra sociedad: no hay mujeres objetualizadas ni desnudos deficiente o
excelentemente realizados pues no hay técnica en la pintura o el dibujo que
pueda disfrazar –en nuestra altura histórica– un cuerpo humano sin mitificarlo,
no existen técnicas ‘innovadoras’ dentro de las piezas sino creaciones a tinta
china en papel fabriano –material cuyo costo no es mayor a quince pesos– que
afirman el oficio creador a mano despojada del ‘encanto’ de los avances
tecnológicos pero provista de una rareza: la crítica enraizada en el propio
acto creativo.
Ojo
que cae, lejos de
satisfacer al lector, al voyerista o al que juega ambos lados de la moneda,
urge en hacer sentir el trago amargo de lo que atraviesan en nuestros días las
artes visuales mexicanas y, a la vez, desafiar los modos de su ‘exhibición’.
Saturno entregando a sus hijos
Tinta china sobre papel fabriano. 50 x 60 cm.
Jesús Escalona Bernal.
Jesús Escalona Bernal.
IV
Que las
herramientas empleadas dentro del proceso creativo visual se han diversificado
los últimos dos siglos, no es algo que cuestionemos consuetudinariamente sino
un hecho institucionalizado. El Fondo Nacional para la Cultura y las Artes
otorga becas a los creadores de productos que –en esta rama– merecen ser
nombrados ‘estéticos’; un caso específico es Amor Muñoz (1979), quien a través
del dominio de herramientas tecnológicas ha emprendido un viaje vitoreado pero
lleno de fisuras que sobresaltan a la mirada crítica.
Para ella, el arte es un producto cultural que
tiene la cualidad de impactar social y políticamente; por supuesto, palabras
más o palabras menos han hecho referencia a las distintas implicaciones que el
arte tiene en diversos rubros sociales pero siempre sobresaltan las que los
propios creadores realizan. La razón: lo que decimos de nuestra disciplina marca el eje bajo el cual potenciaremos ser
señalados.
¿Resistirá su producción visual una crítica
bajo el ‘impacto social y político’ que genera? No es mi inquietud, por ahora,
realizarla; sólo ofertaré una declaración realizada en la revista Dime sobre una de sus ‘obras estéticas’
donde ella nos cuenta: “en el 2006 bordé una falda con un autoretrato[sic], en
el que me veo como una adolescente masturbándose, y su vagina se veían salir
algunos personajes de Gary Baseman.”
Colaboración para la muestra
"Hide and Seek in the Forest of ChouChou"de Gary Baseman
"Hide and Seek in the Forest of ChouChou"de Gary Baseman
Billy Shire Fine Arts Gallery. L.A.
Amor Muñoz.
Hasta aquí supondré –y no por carencia de
elementos objetivos– que el trabajo de Amor Muñoz es una prueba fehaciente de
que, pese a quien le pese, la imagen-fetiche persiste como ícono de identidad
visual en el trabajo ‘creativo’; también de que su ‘novedoso’ empleo de las
herramientas y su modo de amalgamar diversas disciplinas son fuerza
constitutiva de la imagen-por-la-imagen-misma.
Retomando a Siqueiros y su denuncia al mundo
de economía burguesa al haber optado por la obra visual decorativa, parece que
viramos a espalda de nuestro propio contexto: la historia –y la historia del
arte– nos confirman que la obra visual como ornamenta cobra mayor fuerza en la
actualidad, que el proyecto siqueiriano del artista
ciudadano ha perdido vigencia; su finalidad consistía en combatir las
imágenes generadas por la producción capitalista mediante la producción de
material cultural que movilizara al espectador y lo llevara a la acción. Por
supuesto, esto no ocurre en el trabajo ‘amoroso’,
es decir, el de la mano creativa de Amor Muñoz.
V
Si por
un momento abrimos un paréntesis en nuestro ‘observar’ y suponemos que la
imagen no termina en imagen ni el discurso en discurso; podríamos intuir que
del puro dominio de las herramientas técnicas o tecnológicas no se crean
productos estéticos y mucho menos productos artísticos. Pero nada de lo
mencionado líneas atrás debe abatirnos: existen artistas visuales que intentan
circunscribir en sus productos estéticos una suerte de implicaciones
extrapictóricas, esto porque los signos elementales del lenguaje plástico
–aisladamente– no cumplen una función estética. Lo refleja, por ejemplo, el
trabajo de Omar Soto Martínez (1984) al integrar esos signos a una totalidad:
no sólo se trata de una conglomeración de signos sino que existe un modo de
operar con ellos.
Porque la obra visual –como señala Sánchez
Vázquez– es lenguaje, vehículo de expresión y comunicación que mediante cierta
estructura de signos puede transmitir significaciones; sin embargo, lo
irrefutable es que cada lenguaje artístico tiene sus posibilidades y también
sus confines.
Grabado XII
[mólvil y escenario], aguatinta y aguafuerte, 40 x
40, edición de 10 ejemplares.
Omar
Soto Martínez.
Roland Barthes en Crítica y Verdad nos decía que no se puede escribir de otra manera
a menos de pensar de otra manera, hoy cedemos ante su premisa para afirmar: no
se puede ejercer el acto creativo de otra
manera a menos de pensar de otra manera.
Quizá nuestra responsabilidad como espectadores es observar, apreciar y
criticar genuinamente la producción artística, no ‘devorar’ más
imagen-ornamento, pero sobre todo, emanciparnos de lo que se valora como
‘estético’ y no hace más que otorgar cerrojos a la propia actividad creativa.
En nuestros ‘ojos’ puede encontrarse la
permanencia o la caída de un código simbólico que permea y legitima, a manera
estética, el placer de nuestra autodestrucción. o
*La plaquette Ojo que cae
puede ser descargada desde: www.issuu.com/escabernal/docs/ojo_que_cae_-_escabernal_-_2012_-?mode=window&pageNumber=1
**La obra de Omar Soto Martínez
puede ser consultada en: www.arenaldelineas.blogspot.mx
***La obra de Amor Muñoz puede ser consultada en: www.amormunoz.net
***La obra de Amor Muñoz puede ser consultada en: www.amormunoz.net
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